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El Realismo Mágico en el arte y la literatura

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1)      ORIGEN DEL TÉRMINO Y DEFINICIÓN

 – El término realismo mágico fue acuñado en 1925 por el crítico de arte alemán Franz Roh para caracterizar la pintura post-expresionista alemana de 1918-1925 (estableció 21 rasgos con los que contrastaba la escuela del realismo mágico frente a la expresionista). En Alemania, el término acuñado por Roh fue pronto sustituido por el de Nueva Objetividad (Otto Dix, George Grosz, etc.)

– En Italia, Massimo Bontempelli difundió el término realismo mágico entre 1926 y 1929 en su revista 900.

– Se trata de un término surgido primero en el arte y luego en la literatura en el primer tercio del siglo XX (aproximadamente desde 1918) para referirse a creaciones que mezclan realidad y fantasía de modo natural. En otras palabras: el realismo mágico se caracteriza por la invasión en la realidad de una acción fantástica descrita de un modo realista, ya que se muestra lo irreal y extraño como algo cotidiano y común (y, a veces, se presenta lo común como algo maravilloso).

– Seymour Menton lo define así: «Introducción sin énfasis por un artista o autor objetivo con un estilo aparentemente sencillo y preciso, de un elemento inesperado y/o improbable en una obra predominantemente realista, que crea un efecto extraño o maravilloso y deja al espectador o al lector desconcertado, aturdido, o agradablemente maravillado«[1].

– En literatura este término se ha aplicado a una serie de obras y autores hispanoamericanos fundamentalmente de los años 50-60-70. No obstante, el realismo mágico es un concepto más amplio por varias razones:

a) el realismo mágico también se cultiva en el arte (de hecho, como hemos visto, surgió en este ámbito),

b) el realismo mágico no sólo es un fenómeno de la literatura hispanoamericana (podemos encontrar novelas mágico-realistas de autores italianos, alemanes e incluso japoneses),

c) el realismo mágico en literatura tuvo su momento de esplendor en las décadas de los 50-60 del siglo XX, pero su influencia se puede rastrear hasta la actualidad.

2)      AUTORES

– Se considera Cien años de soledad (1967) de GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ la obra maestra indiscutible de este estilo[2].

– Algunos consideran que la primera manifestación del género (de manera parcial) se encuentra en Doña Bárbara (1929) de Rómulo Gallegos.

– No obstante, es común considerar El señor presidente (1946) del guatemalteco MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS, una novela sobre un dictador sudamericano heredera del Tirano Banderas de Valle-Inclán,  la obra fundacional del género.

– Los primeros autores caracterizados con este estilo florecieron a finales de los años 40 y en los 50: ALEJO CARPENTIER (El reino de este mundo, 1949; Los pasos perdidos, 1953), JUAN RULFO (autor de sólo dos obras: el libro de relatos El llano en llamas, 1953  y la novela plenamente mágico-realista Pedro Páramo, 1955). Otros añaden a JORGE LUIS BORGES, cuyos libros de relatos Ficciones y El Aleph son de 1944 y 1949.

– Autores del “Boom”: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (Cien años de soledad, 1967). Algunos incluyen a JULIO CORTÁZAR (Historias de Cronopios y de Famas, 1962).

– Autores del “Post-boom”: ISABEL ALLENDE (La casa de los espíritus, 1982) y LAURA ESQUIVEL (Como agua para chocolate, 1990)

– Autores no hispanoamericanos: el británico de origen hindú SALMAN RUSHDIE (Hijos de la medianoche, 1980), el alemán GÜNTER GRASS (El tambor de hojalata, 1959), el italiano ITALO CALVINO (El barón rampante, 1960, Marcovaldo, 1963), el también italiano DINO BUZZATI (El secreto del bosque viejo, 1935, Sesenta relatos, 1958), el ruso MIJAÍL BULGÁKOV (El maestro y Margarita, 1928-1940-1966, Corazón de perro, 1925). En la actualidad destaca el japonés HARUKI MURAKAMI (Crónica del pájaro que da cuerda al mudo, 1995, El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, 1985, 1Q84, 2009).

3)      CAUSAS DE SU SURGIMEINTO

 – La realidad occidental tras la Primera Guerra Mundial es fea, triste y desolada. Los nuevos inventos tecnológicos están cambiando la sociedad. Las ciudades están creciendo de manera desaforada. Se está fraguando la nueva sociedad de consumo. El materialismo, el pragmatismo, las prisas y el estrés son las características del nuevo hombre urbano del siglo XX. En este contexto se entiende que el realismo mágico sea «un intento de redescubrir el elemento mágico que existe en la realidad»[3] , «una de las respuestas al dilema del hombre del siglo XX, que vive angustiosamente en un mundo tecnológico»[4].

– El Realismo Mágico surge tras la Primera Guerra Mundial. Este conflicto había liquidado definitivamente el siglo XIX[5] (caracterizado por el triunfo de la Burguesía y sus valores: Capitalismo, Positivismo, fe en la Ciencia, colonialismo, creencia en el progreso ilimitado…). El realismo mágico surgió de la «necesidad que sintió la sociedad occidental, burguesa sobre todo, de volver a la tranquilidad y a los valores duraderos de la pre-guerra»[6].

– Por otro lado, hay que tener en cuenta que el Realismo mágico surge en el periodo álgido de las Vanguardias de entreguerras. Las Vanguardias habían radicalizado los renovadores postulados del Modernismo, llegando a atacar de plano la propia raíz del arte (la imitación de la realidad), dando rienda suelta a las experimentaciones más arriesgadas, que desembocaron en la pintura abstracta de Kandinsky, por ejemplo. En este sentido, el Realismo Mágico surgió como el reflejo del cansancio que un grupo de artistas sentía del exceso de experimentación, de formalismo, de abstracción y, en definitiva, de deshumanización de las primeras vanguardias (Futurismo, Cubismo, Dadaísmo, etc.). No obstante, conviene recordar que el término «realismo mágico» fue acuñado por el crítico de arte Franz Roh para referirse a un grupo de artistas que reaccionaba contra los excesos abstraccionistas del Expresionismo. A pesar de ello, el Expresionismo también fue un movimiento cultural y artístico surgido durante la Primera Guerra Mundial altamente crítico, iconoclasta y revolucionario. Los pintores post-expresionistas definitivamente asociados a la Nueva Objetividad (Otto Dix, George Grosz, etc.) volvieron al realismo, a la objetividad. Y no sólo al realismo, sino a la focalización del arte en los aspectos más feos y sórdidos de la realidad. El componente novedoso (que los aleja del naturalismo, por ejemplo, que también se regodeaba en los aspectos más desagradables de la realidad) es la introducción del componente mágico, sorprendente, irracional, onírico o sobrenatural. A pesar de ello, no conviene confundir el Realismo mágico con el Surrealismo (que basa su arte en el inconsciente, el mundo de los sueños y lo irracional), ya que, como dice Seymour Menton (op. cit.), parafraseando al pintor mágico-realista holandés Pyke Koch:»el realismo mágico trata de lo improbable; el surrealismo, de lo imposible«. Los elementos mágicos o sorprendentes del realismo mágico no subvierten radicalmente las leyes que gobiernan el mundo natural (no se plasma lo imposible), sino que se apartan de lo natural o de lo normal aportando una dosis de misterio, en ocasiones inexplicable o inexplicado: se centra, por tanto, en lo improbable. El realismo mágico pretende dar verosimilitud interna a lo fantástico e irreal, a diferencia de la actitud nihilista asumida originalmente por el surrealismo.

– También se ha relacionado el Realismo Mágico con las teorías del psicoanalista austriaco (discípulo de Freud) Carl Jung, que afirmaba que el hombre debía aspirar a completarse aunando lo racional (realismo) con lo irracional (magia).

– Como ya puso de manifiesto el Modernismo, el tránsito del siglo XIX al XX (la llamada «crisis de Fin de Siglo») estaba caracterizado, entre otros aspectos, por la secularización de la vida, esto es, el desprendimiento de los componentes y explicaciones religiosas de la sociedad. El realismo mágico (RM, en adelante) llena con fantasía los huecos dejados por las explicaciones religiosas sobre el conocimiento del mundo. El RM aporta un componente afectivo que apela a hondas raíces del alma humana, recuperando así el papel que la religión había perdido. El realismo mágico revaloriza la literatura o el arte como un nuevo mito, a veces asociado al componente ancestral o folclórico relacionado con el mundo indígena (sobre todo el llamado «lo real maravilloso»: vid. infra 6).

– También podemos observar un cansancio de las novelas psicológicas y de introspección (propias del siglo XIX y, sobre todo, de comienzos del siglo XX: Joyce, Virginia Woolf, Marcel Proust, Thomas Mann, etc.). Ahora se busca una historia de tintes épicos adornada con metáforas. Se regresa a las formas antiguas de narración de la realidad, como en los mitos clásicos o en las epopeyas de la Antigüedad. Se necesitan nuevos héroes. Los lectores también querían que la actualidad fuera descrita de manera épica y mágica.

– Después de la II Guerra Mundial, la dura realidad y la omnipresencia de la muerte sólo podían soportarse con la burla, la magia. Aumentó la necesidad de leer hazañas hiperbólicas emprendidas por personajes ordinarios; o, al revés, sobre personajes hiperbólicos dentro de una vida ordinaria. El lector necesitaba que lo invisible invadiera su vida para reforzarla.

4)      RAÍCES E INFLUENCIAS DEL REALISMO MÁGICO

– EL REALISMO. De él retoma la transparencia del lenguaje, la pseudoobjetividad, la voluntad mimética (semejanza de la obra literaria con al realidad). Los objetos, los sentimientos y los datos históricos forman parte de la realidad, pero están adornados con metáforas sobre un fondo hiperbólico.

– LOS MITOS. (véase arriba 3 § 5 y 7)

– EL BARROCO[7]. De él retoma el gusto por el contraste entre realidad e irrealidad, el feísmo (la atención a los detalles feos), lo hiperbólico, extravagante, ridículo, grotesco, estridente, chocante, conmovedor… para abrumar al lector. También gusta de las metáforas audaces, originales, a veces ingenuas, irónicas o hiperbólicas.

– PICARESCA. Algunos personajes del RM tienen rasgos del pícaro. El pícaro tiene la ambivalencia de un héroe y un antihéroe. Son personajes imprevisibles: vagabundos o sirvientes de distintos amos, pero siempre supervivientes. Los pícaros son también astutos, traviesos, descarados, inquietos, dinámicos… [En La casa de los espíritus, LCE en adelante: Nicolás, el tío Marcos o Tránsito Soto]

– POSTMODERNISMO. Se percibe el gusto por el hibridismo (la mezcla de géneros, estilos, voces, etc.) y la metaliteratura (reflexión sobre el proceso de creación), que exige de un lector activo y supone una mayor complejidad en el esquema de voces narrativas (polifonía) [en LCE hay diversos narradores y un transcriptor, Alba, que completa y ordena manuscritos de Clara y Esteban; los cambios entre una y otra voz son bruscos; necesitan de una lector activo]. Otro rasgo del Postmodernismo son el escepticismo, el desencanto, la pérdida de la fe en los grandes líderes, en los grandes discursos y en las claras ideologías [en LCE se entabla un diálogo de ideologías, pero, a pesar de la crítica a la dictadura y el conservadurismo y la defensa de la libertad, se aprecia la característica posmoderna de la pérdida de la fe en los grandes líderes y grandes discursos].

– NOVELA GÓTICA. Gusto por lo monstruoso, los fantasmas y los elementos sobrenaturales. El RM hace uso de ello, pero irónicamente: finge tomarlo en serio, pero, en el fondo, es una burla, una parodia.

– FÁBULAS. Influye la presencia de la moral. El RM trata de individualizar el fracaso moral de alguna clase social o de una nación en el país imaginario que construye; por eso el escritor emplea la sinécdoque (la parte por el todo; un microcosmos que representa el macrocosmos) expresando la historia de una familia para relatar indirectamente la historia de un país entero [En LCE la historia de la familia Trueba representa la historia del país, Chile, que no es nombrado]

– SÁTIRA. Humorismo y parodia.

 5)      CARÁCTERÍSTICAS Y TEMAS

  • Lo mágico surge de la realidad y se entrelaza de manera natural con ella por medio de la fe (de los personajes y del lector): clarividencia [Clara en LCE], levitación (Cien años de soledad, CS en adelante), telequinesis [LCE], vidas largas al estilo bíblico [CS], milagros, enfermedades mitad imaginarias que son exageradas hiperbólicamente [madre de Esteban o Esteban, en LCE], etc. Lo mágico se percibe como normal por los personajes.
  • El realismo se cuenta en el modo de contarlo: como si el hilo principal fuera realista y lo más importante, mientras que lo mágico no representa más que unos detalles ordinarios de poca importancia. Los detalles resultan narrados en un tono neutro y sin destacar lo mágico, no sea que el lector le preste demasiada atención. El escritor da lo mágico por sentado. Los elementos mágicos se perciben, pero rara vez se explican.
  • La presencia de la muerte ya no es terrible y horripilante. El RM había surgido en la pintura tras la Primera Guerra Mundial y en la literatura después de la Segunda. La muerte estaba demasiado presente. Una manera de evitar ahondar en el dolor era tratar la muerte como un fenómeno natural, desprovisto del horror y la tristeza que la caracteriza. En el RM la muerte es una presencia diaria, la muerte forma parte de la vida: a veces es difícil establecer unos límites entre la vida y la muerte; otras, es posible sobrevivir a la muerte. Así se explica en las novelas mágico-realistas la presencia de muertos aparecidos, fantasmas, longevidades imposibles o premoniciones de muertes. Quizá el mejor ejemplo de este aspecto es la obra maestra de Juan Rulfo Pedro Páramo.
  • La velocidad del hilo narrativo hace que la tragedia disminuya y resalta los elementos fantásticos, que son contados como si fueran pequeñas realidades sin importancia, lógica y calculadamente.
  • El autor utiliza una distribución desigual de la atención narrativa o un tono monótono para describir tanto acontecimientos grotescos como escenas conmovedoras, dando así la impresión de que todo cuenta lo mismo para la historia.
  • Una de las técnicas empleadas es la del montaje: es usual que las obras del RM contengan anomalías o incorrecciones en las referencias a acontecimientos históricos o geográficos. Muchas veces incluso se toman prestadas referencias a otros países o se combinan la realidad con la ficción. [en LCE se hace un repaso a la historia del siglo XX chilena, pero en ningún momento se menciona el país; se combina la historia real –sobre todo al final– con la historia personal de la familia de ficción; se mezclan personajes de ficción con reales: Jaime es amigo de Allende; Neruda visitaba la Casa de la Esquina; Pedro Tercero parece estar basado en el cantautor Víctor Jara, etc.]
  • Se recurre a representaciones de mitos y leyendas, por lo general latinoamericanas. En Cien años de soledad se hace alusión al mito de la humanidad, concretamente al momento en que Adán y Eva se marchan del jardín del Edén.
  • Contiene multiplicidad de narradores (combina primera, segunda y tercera persona), con el fin de darle distintos puntos de vista a una misma idea y mayor complejidad al texto.
  • Se producen infracciones temporales en la narración [en LCE hay constantes prolepsis, flash-forwards o saltos-adelante-en-el-tiempo]. Por otra parte, el tiempo es percibido como cíclico, no como lineal. Además, se distorsiona el tiempo, para que el presente se repita o se parezca al pasado. Se puede rastrear la influencia del mito del eterno retorno nietzscheano, popularizado en los años 50-60 por Mircea Eliade en su libro El mito del eterno retorno (1951).

 – Algunos temas:

  • Importancia del destino
  • Enfermedades (y curaciones inauditas) [en LCE se exagera la enfermedad de la madre de Esteban y Férula; Estaban sufre un curioso empequeñecimiento; mutismo de Clara; forma de morir de Pancha; fiebres exóticas del tío Marcos; fisioterapia artesanal de Pedro el viejo para curar los huesos rotos de Esteban tras el terremoto, etc.]
  • Desastres naturales [diluvio en CS y terremoto en LCE]
  • Soledad del dictador [en LCE quizá uno de los temas principales es la soledad del “dictador” Esteban Trueba]
  • Venganza [constante en LCE]
  • Paternidad desconocida [ídem]
  • Gemelos diferentes [Jaime y Nicolás en LCE]
  • Personajes con dones y poderes sobrenaturales o estrafalarios [Clara en LCE]

6)      REALISMO MÁGICO / REALISMO FANTÁSTICO / LO REAL MARAVILLOSO

 Se ha discutido sobre si existe diferencia entre los términos “REALISMO MÁGICO” Y “REALISMO FANTÁSTICO”. A esta dicotomía se ha añadido a veces el aludido anteriormente “LO REAL MARAVILLOSO”.

Aunque operativamente podemos considerar estos términos como sinónimos, es conveniente hacer algunas apreciaciones:

  • Como vimos, el realismo mágico es la preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común; se trata de una alteración de la realidad a través del mito. El realismo mágico se vale de los elementos culturales, folclóricos y míticos de las culturas nativas o indígenas de American Latina. Estos elementos culturales se mezclan con temas bastante profundos como la soledad, la incapacidad del amor de explicar la existencia humana y el fatalismo. Entre sus principales exponentes están Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Juan Rulfo, etc.
  • Por otra parte, el realismo fantástico trata de entender y explicar la realidad extra-sensorial, o sea, la realidad que existe más allá de lo que percibimos con nuestros sentidos. El elemento indígena o nativo no existe con tanta fuerza en el realismo fantástico porque, en países como Argentina, hubo una tradición cultural europea mayor y el elemento indígena fue menor. Los escritores del Cono Sur son más representativos de esta forma literaria (Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ernesto Sábato). Estos escritores expresan, en algunas de  sus obras, tendencias existencialistas y metafísicas. Ellos quieren entender la condición humana desde una perspectiva más filosófica.
  • LO REAL MARAVILLOSO. El escritor cubano Alejo Carpentier, unánimemente considerado como una de las principales figuras del realismo mágico, utilizaba para referirse a su estilo el término “lo real maravilloso”, que podemos definir como la búsqueda de propiedades mágicas dentro de la realidad misma. En sus propias palabras: “lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad” (El reino de este mundo). Carpentier se refiere al ambiente mágico, ancestral, supersticioso y colorista atestiguado por cualquier turista que haya asistido a determinadas ceremonias o lugares emblemáticos del folclore de algunos países centro o sudamericanos (Guatemala o Cuba, por ejemplo). Lo real maravilloso, por tanto, es la transcripción literaria de ese ambiente mágico arraigado en las culturas indígenas caribeñas de origen africano. Este término pronto se confundió con el de realismo mágico. No obstante, los autores asociados a lo real maravilloso (Carpentier y el guatemalteco Miguel Ángel Asturias) se caracterizan por un estilo neo-barroco, esto es, ampuloso, complejo y muy adornado.
Versión Realismo-mágico pdf
Material complementario:
  • Para entender el realismo mágico de una manera global y, en particular, en la pintura recomiendo la fantástica web www.tendreams.org. Está en inglés, pero ya sólo por la amplia galería de imágenes merece la pena. La mayoría de cuadros que he insertado en la entrada han sido tomados de esta web. Podéis ver la galería completa al final de la entrada, con los títulos de las obras y el nombre de sus autores.
  • De mucha utilidad ha sido el artículo de Seymour Menton «El realismo mágico en la pintura y en la literatura» publicado en la web Banco de la República, en concreto en la Biblioteca Luis Ángel Arango. Contiene estupendos análisis de algunos cuadros representativos del RM, pero, desgraciadamente, no están insertadas las imágenes (algunas de ellas se pueden ver en esta entrada).

 

 


[1] Seymour Menton: «El realismo mágico, pintura y literatura», en Cuarta cátedra Internacional de Arte Luis-Ángel Arango: realismo mágico pintura y literatura, 1918-1981. En la web Actividad Cultural del Banco de la República, Biblioteca Virtual Luis Ángel Arango: [http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/real/real1a.htm]

[2] Una vez Gabriel García Márquez dijo: Mi problema más importante era destruir la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que parece fantástico. Porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no existía. Pero necesitaba un tono inocente, que por su prestigio volviera verosímiles las cosas que menos lo parecían, y que lo hiciera sin perturbar la unidad del relato. También el lenguaje era una dificultad de fondo, pues la verdad no parece verdad simplemente porque lo sea, sino por la forma en que se diga.

[3] Seymour Menton, op. cit.

[4] Seymour Menton, op. cit.

[5] El historiador Eric Hobsbawn, de hecho, considera que el siglo XIX se prolonga hasta 1914 y el siglo XX empieza con la Gran Guerra.

[6] Seymour Menton, op. cit.

[7] Es un lugar común relacionar la literatura hispanoamericana con el realismo mágico y la tendencia barroquizante.


4 comentarios

  1. […] El Realismo Mágico en la literatura y el arte. […]

  2. carlosmateos21 dice:

    Gabriel García Márquez en «Cien años de soledad» hizo una gran mezcla con detalles asombrosos como el niño con cola de cerdo. Qué gran obra. Buena entrada.

  3. […] Otto Dix: Jugadores de cartas George Grosz: Los pilares de la sociedad George Grosz: Eclipse de sol Otto Dix: Las calles de Praga […]

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